Hoy quiero, Señor, ponerlo todo en tu presencia, darme hasta gastarme contigo y por Ti. Hoy quiero, Señor, ponerlo todo ante tu puerta para en todo amarte y servir.
Enciéndeme y déjame arder donde haga falta. Enciéndeme y déjame ser tu luz, y así poder llevarte hasta todas las almas, saciar la sed que tienes Tú desde la cruz. Hoy quisiera, Madre, poner todo en tu presencia, darme hasta gastarme, decirle que sí. Hoy te pido, Madre, que dejes mi puerta abierta para en todo amarle y servir.
(Canta Aleluya al Señor. Canta Aleluya al Señor. Canta Aleluya, canta Aleluya, canta Aleluya al Señor.)(Bis) Aquí Él está y se mueve entre todos, aquí Él está, le sentimos, ¡aleluya! Aquí Él está y Él quiere hacer maravillas; aquí Él está, le sentimos, ¡aleluya!
Estribillo El Señor es Señor, le alabamos, le adoramos. El Señor, es Señor, le cantamos, ¡aleluya! El Señor es Señor y alzamos nuestras manos, el Señor hoy y ayer y por la eternidad.
Te ofrecemos el pan, fruto de nuestro sudor. Te ofrecemos el vino de nuestro campo, el mejor. Para Ti, Señor, el pan y el vino; para Ti, Señor, el trabajo de los campesinos.
Te ofrecemos también nuestra alegría, Señor. En tu mesa ponemos nuestra amistad, nuestro amor. Para Ti, Señor, así cantamos; para Ti, Señor, con el canto de nuestros hermanos.
Ya ves que he querido estar tan cerca, tan cerca que he dejado mi presencia en ti. Yo siempre estaré junto a la puerta, esperando que tú me quieras abrir.
Aun cuando no estés escuchando, aun cuando dudes de que pueda ser Yo, que sepas que estaré esperando a tu señal.
Vengo en lo escondido y tan callado, tan solo quiero descansar un rato en ti. Llego en el silencio y, sin embargo, con un amor que necesito compartir.
Aun cuando no quieras mirarme, aun cuando te avergüence tu corazón, mi deseo es de perdonarte, y de olvidar.
¡Haz silencio y hablaré tan fuerte! ¡Haz silencio y déjame que entre! Yo sólo sé buscar en lo escondido. Yo quisiera que algún día entendieras que me sé de memoria todo lo que hay en ti. Aunque tú no quieras tu miseria, te quiero como eres, Yo te quiero así.
Aun cuando estés herido y solo, aun cuando te rechacen, en el dolor, sabes que lo comparto todo, Yo lo sufro contigo, es cosa de dos.
Estribillo Ya ves que he querido estar tan cerca, tan cerca que he dejado mi presencia en ti.
¡Haz silencio y hablaré tan fuerte! ¡Haz silencio y déjame que entre! Yo sólo sé buscar en lo escondido, yo sólo sé saciar mi sed contigo. Ya ves que he querido estar tan cerca, tan cerca que he dejado mi presencia en ti.
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, mi buen Jesús, óyeme! Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame e ir a Ti, mándame. Con tus santos yo te alabaré por los siglos de los siglos. Amén. Con tus santos yo te alabaré.
Nota: el instrumento de la caja entra al comienzo de la frase: "Del maligno enemigo..."
Salve, Señora, de tez morena, Virgen y madre del Redentor. Santa María de la Almudena, Reina del cielo, madre de amor; Santa María de la Almudena, Reina del cielo, madre de amor. Tú, que estuviste oculta en los muros de este querido y viejo Madrid, hoy resplandeces ante tu pueblo, que te venera y espera en ti.
Estribillo Bajo tu manto, Virgen sencilla, buscan tus hijos la protección. Tú eres patrona de nuestra villa, madre amorosa, templo de Dios.