Jesús está entre nosotros, Él vive hoy y su Espíritu a todos da. Jesús, razón de nuestra vida, es el Señor, nos reúne en pueblo de amor. Cambia nuestras vidas con tu fuerza, guárdanos por siempre en tu Presencia. Tú eres verdad, Tú eres la paz.
Estribillo Rompe las cadenas que nos atan. Llénanos de gracia en tu Palabra. Gracias, Señor, gracias, Salvador.
Estribillo Nuestras existencias hoy te alaban. Nuestros corazones te dan gracias. Tú eres amor, eres canción.
Estribillo final: terminar en el acorde con el que se comienza el canto.
"Aleluya", cantará quien perdió la esperanza; y la tierra sonreirá. ¡Ale-lu-u-ya! Lo cantamos 3 veces: la primera con arpegio, la segunda con rasgueo suave, la tercera con rasgueo fuerte; subiendo, escalonadamente, el volumen de la voz en cada una de ellas.
Te presentamos el vino y el pan. Bendito seas por siempre, Señor. Bendito seas, Señor, por este pan que nos diste, fruto de la tierra y del trabajo de los hombres.
Estribillo Bendito seas, Señor, el vino, Tú nos lo diste, fruto de la tierra y del trabajo de los hombres.
El Señor, Dios, nos amó como nadie amó jamás. Él nos guía como estrella cuando no existe la luz. Él nos da todo su amor mientras la fracción del pan. Es el pan de la unidad, el pan de Dios.
Es mi Cuerpo, tomad y comed. Esta es mi Sangre, tomad y bebed, pues Yo soy la Vida, yo soy el Amor. ¡Oh, Señor, condúcenos hasta tu amor! El Señor, Dios, nos amó como nadie amó jamás. Sus paisanos le creían hijo de un trabajador. Como todos Él también ganó el pan con su sudor, y conoce la fatiga y el dolor.
Estribillo El Señor, Dios, nos amó como nadie amó jamás. Él reúne a los hombres y les da a vivir su amor. Los cristianos todos ya miembros de su cuerpo son, nadie puede separarles de su amor.
Estribillo El Señor nos da su Amor como nadie nos lo dio. El reúne a sus amigos en la mesa del amor. En el mundo todos son carne y sangre del Señor. Nadie puede separarnos de su amor.
Junto a ti, María, como un niño quiero estar, tómame en tus brazos, guíame en mi caminar. Quiero que me eduques, que me enseñes a rezar; hazme transparente, lléname de paz.
Madre, Madre, Madre, Madre. Madre, Madre, Madre, Maadre. Gracias, Madre mía, por llevarnos a Jesús, haznos más humildes, tan sencillos como tú. Gracias, Madre mía, por abrir tu corazón, porque nos congregas y nos das tu amor.