Shalom, Hosanna. Shalom, Hosanna. Bendito el que viene en nombre del Señor. Shalom, Hosanna. Shalom, los niños hebreos. Shalom, con ramos de olivo aclamaban al Señor. Shalom, Hosanna.
Estribillo Shalom, los niños hebreos. Shalom, tendiendo sus mantos, aclamaban al Señor. Shalom, Hosanna.
Estribillo Shalom, con ellos nosotros. Shalom, con palmas y ramos, aclamamos al Señor. Shalom, Hosanna.
Escucha, tú, la Palabra de Dios, no solo con tus oídos, también con tu corazón. Escucha, tú, la Palabra de Dios, estate siempre atento a su voz. Escucha, tú, la Palabra de Dios, no solo con tus oídos, también con tu corazón. Escucha, tú, la Palabra de Dios, estate siempre atento a su voz. Déjala entrar dentro de tu corazón, pásala a tu mente y a tu situación; vívela, vívela en tu realidad, haz que por tu vida llegue a los demás.
Estribillo Si tus manos son instrumento de Dios, da tu pan al pobre, préstale tu voz, ama a Dios, ama a Dios con tu caridad; oye su Palabra con sinceridad.
Todo empezó en una cruz donde un hombre sufrió y un Dios se entregó. Silenciosa la muerte llegó extinguiendo la luz que en un grito se ahogó.
Viendo su faz de dolor una madre lloró y su amigo calló. Pero siendo una entrega de amor su camino siguió y en algún otro lado una luz se encendió.
Siendo hombre, amigo, esclavo y maestro; siendo carga pesada, profesor y aprendiz entregó hasta su cuerpo en el pan y la vid.
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado, a ese Dios que se humilla y muere por mí. Es la barca en mi playa, el ruido del silencio, que se acerca a su Hijo y me abraza feliz, que se acerca a su Hijo y me abraza feliz. Viendo un humilde calvario con rostro cansado soporta la cruz, y al verme rezando a sus pies se olvida de Él, me toma en sus brazos y me acoge otra vez.
Siendo fuego, paloma, el agua y el viento; siendo niño inocente, un Padre y Pastor hoy acepta mi ofrenda, es mi vida Señor.
Estribillo Y si ahora yo acepto esta cruz es por esa persona, ese Dios, es por Cristo, Jesús.
Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes, ven conmigo a todas partes, y sola nunca me dejes. Y ya que me proteges tanto, como verdadera Madre, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.