Vengo ante Ti, mi Señor, reconociendo mi culpa, con la fe puesta en tu amor que Tú me das como a un hijo. Te abro mi corazón y te ofrezco mi miseria, despojado de mis cosas, quiero llenarme de Ti.
Que tu Espíritu, Señor, abrase todo mi ser, hazme dócil a tu Voz, transforma mi vida entera. Hazme dócil a tu Voz, transforma mi vida entera. Puesto en tus manos, Señor, siento que soy pobre y débil, mas Tú me quieres así, yo te bendigo y te alabo. Padre, en mi debilidad, Tú me das la fortaleza, amas al hombre sencillo, le das tu paz y perdón.
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Todo mi haber y mi poseer vos me lo disteis y a vos, Señor, lo torno, todo es vuestro. Disponed a toda vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia, dadme vuestro amor y gracia, que esto me basta.
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad.
Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes, ven conmigo a todas partes, y sola nunca me dejes. Y ya que me proteges tanto, como verdadera Madre, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.