Padre, a tus manos encomiendo mi Espíritu. A Ti , Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; Tú, que eres justo, ponme a salvo. A tus manos encomiendo mi espíritu: Tú, el Dios leal, me librarás.
Estribillo Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos; me ven por la calle, y escapan de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil.
Estribillo Pero yo confío en Ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios.» En tu mano están mis azares; líbrame de los enemigos que me persiguen.
Estribillo Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de Cruz. Por eso Dios Lo levantó sobre todo, y le concedió el "Nombre sobre todo nombre". O también, con otros acordes, a falta de valorar cuál se canta: Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de Cruz. Por eso Dios Lo levantó sobre todo, y le concedió el "Nombre sobre todo nombre".
(Pueblo mío, ¿qué te he hecho?, ¿en qué te he ofendido? ¡Respóndeme!) (Bis) Yo te saqué de Egipto, y por cuarenta años te guié en el desierto, Tú hiciste una cruz para tu Salvador.
Estribillo Yo te libré del mar, te di a beber el agua que manaba de la roca. Tú hiciste una cruz para tu Salvador.
Estribillo Yo te llevé a tu tierra, por ti vencí a los reyes de los pueblos cananeos, Tú hiciste una cruz para tu Salvador.
Estribillo Yo te hice poderoso, estando yo a tu lado derroté a tus enemigos, Tú hiciste una cruz para tu Salvador.
Pedro te negó tres veces: mil veces yo te negué. (Si Pedro lloró su culpa, mi culpa yo lloraré.)(Bis) Hoy quisiera llorar igual que Pedro, porque, al igual que Pedro, te he negado. Hoy te vengo a decir que me arrepiento y que soy de los tuyos y que sigo a tu lado.
Estribillo Te he negado, Señor, y fui cobarde, porque no quise dar por Ti la cara. Tuve miedo y fingí no conocerte, y al pasar Tú a mi lado, yo te he dado la espalda.
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, mi buen Jesús, óyeme! Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame e ir a Ti, mándame. Con tus santos yo te alabaré por los siglos de los siglos. Amén. Con tus santos yo te alabaré.
Nota: el instrumento de la caja entra al comienzo de la frase: "Del maligno enemigo..."
Tus heridas nos han curado y tu muerte nos trae la salvación. En la cruz nos das la vida, por tu sangre, el perdón. Te condenan a muerte por ser fiel, inocente, testigo del amor. Y te cargan el peso de la cruz, olvidado en tu pena y tu dolor. Hoy, Señor, te volvemos a clavar, en los hombres que mueren sin razón, torturado, hambriento, sin hogar, siendo injustos, cerrando el corazón.
Estribillo Despojado de toda dignidad te condenan el odio y el rencor, coronado de espinas como Rey, das tu vida por el Reino de Dios. Hoy tu sangre se vuelve a derramar por gritar los derechos y el amor. Muere el justo que dice la verdad, los más pobres, los que no tienen voz.
Ven, es hora de Adorarle. Ven, abre tu corazón a Él. Ven, ante su trono estamos. Ven, ante la majestad de Dios, ven. (Toda lengua confesará que Él es Dios, las rodillas se doblarán y un tesoro eterno tendrás en Él si escoges su Amor.) (Bis)