Por el caminito que lleva a Belén, una borriquilla, María y José.
La luna los sigue, los quiere alumbrar, y el largo camino, ¡cuándo llegará!
El viento los mira, María suspira "ya no puedo más".
"Tranquila mi vida", decía José, por el caminito que lleva a Belén.
Acelera el paso, andado deprisa, ella se divisa, espera mi bien.
Se acabó el camino, bendito destino, ya estamos muy cerca, ya se ve Belén.
La nohe esta fría, tranquila María, buscaré posada,
llamaré a las puertas en la madrugada y tendrás al Hijo al que tanto esperabas.
Nadie abrió la puerta, un frío silencio jugó por respuesta;
la calle vacía, ni un alma despierta, tan solo la luna lo miraba inquieta.
Por las calles de Belén camina José, buscando cobijo;
un viejo establo será donde nacerá, María, tu Hijo.
Nos quedaremos aquí, entre el buey y la mula nos dará calor
y la luz de luna clara, alumbró su cara, llena de dolor.
Cógeme la mano, aprieta con fuerza, que lo estoy sintiendo el momento se acerca.
Gritos y suspiros, sangre derramada, y el llanto de un Niño en la madrugada.
Ha sido valiente, lo puso en sus brazos, le besó en la frente,
ya tienes tu Hijo, fruto de tu vientre; descansa María, que el Niño ya duerme.
Casi amanecía, nació aquella noche, dormía María.
El Niño lloraba, José sonreía, y hasta las estrellas a verlo venían.
Llegó la mañana, despertó María;
mirando a su Niño le dió, con cariño, besos de alegría.
Tres Magos de Oriente, vinieron a verlo;
era su destino y un largo camino para conocerlo.
(Pastores llevaron al recién nacido, ropitas de abrigo
y leñas de olivo "pa" quitarle el frío.
Se marchó la luna, estrella y luceros,
el sol alumbraba la divina cara del Rey de los cielos.) (Bis)
Casi amanecía, nació aquella noche dormía María.
El Niño lloraba, José sonreía, y hasta las estrellas a verlo venían.
Por el caminito que lleva a Belén, una borriquilla, María y José.