Miro hacia el cielo y no puedo más
que dar gracias a Dios
por tener un hogar
y vivir cada día gozando de lo que me da.
Quiero ofrecerte el vino y el pan
que el trabajo y mi esfuerzo
me han hecho ganar,
pues en cada momento
su ayuda no falta jamás.
Alzo mis brazos,
abriendo mi alma
mostrando mi vida,
que yo a Ti te ofrezco sin más.
Entre mis manos, el pan y el vino
Te ofrezco cantando,
pues con mi voz
te expreso mi Amor.
Quiero comer de tu cuerpo, Señor,
de tu sangre beber y sentir en mi ser
que me lleno de Ti,
de tu fuerza que me hace vivir.
Estribillo