Hoy te ofrezco, Señor mío,
mi alegría y mi cruz.
Hoy mi vida te la entrego,
llévala a su plenitud.
Son tu sangre y tu pan,
mi alimento y mi verdad.
Tú Señor,
mi alimento y mi verdad.
En tu altar te haces presente,
en mi vida y en mi ser.
Cada día, cada instante,
haces que aumente mi fe.
Porque en cada Eucaristía
te haces vida para mí.
Hoy, Señor, te doy las gracias,
y te ofrezco mi existir.