Tú eres Santa María, eres nuestra Señora;
porque haces tan nuestro al Señor
eres madre de Dios,
eres mi tierna madre,
y Madre de la humanidad.
Te pedimos que ruegues por todos nosotros
heridos por tanto pecar
desde hoy hasta el día final de este peregrinar.
María, he buscado tu imagen,
serena, perdida, entre un manto de luz
y al fin te encontré dolorosa,
llorando de pena a los pies de una cruz.
María, he querido sentirte,
entre tantos milagros,
que cuentan de ti
y al fin te encontré en mi camino,
en la misma vereda que yo;
tenías tu cuerpo cansado,
un niño en los brazos,
durmiendo en tu paz.
(María, mujer, que regalas
la vida sin fin.) (Bis)