El mismo que a Pedro lla mó
a soltar sus redes y an dar,
el que a Lázaro un día lloró
y de la muerte lo hizo levantar.
Él prometió que estaría hasta el final
y se quedó en nuestra mesa, el altar.
Aquí está Jesús.
Aquí está el Cor dero.
Es el resucitado, ha venido a salvarnos,
a dar vida y a unirse a su pueblo.
Aquí está Jesús.
Aquí está el Cor dero.
Elevado en las manos
como degollado es el Cristo,
es su sangre y su cuerpo.
Aquí está el Cordero.
El mismo que al ciego sanó
y a cautivos les dio libertad
hoy le dice a sus hijos: venid,
estoy vivo en el Vino y el Pan.
Se abren los cielos y se unen a alabar,
sus ángeles y santos se unen a adorar,
a adorarle.
Estribillo