Junto a Ti al caer de la tarde
y cansados de nuestra labor,
te ofrecemos con todos los hombres,
el trabajo, el descanso, el amor.
Con la noche las sombras nos cercan
y regresa la alondra a su hogar;
nuestro hogar son tus manos, ¡oh, Padre!,
y tu amor nuestro nido será.
Cuando al fin nos recoja tu mano
para hacernos gozar de tu paz,
reunidos en torno a tu mesa
nos darás la perfecta hermandad.
Te pedimos, Señor, que nos nutras
con el pan que del cielo bajó
y renazca en nosotros la vida
con la fe, la esperanza, el amor.