Madre, hoy quiero hablarte una vez más,
estar cerca de tu corazón,
junto a vos.
Y quiero contarte que ya estoy
en la lucha diaria por lograr
la santidad.
Quiero que tú me vayas guiando
por ese camino que escogí:
ser como el Padre.
Pero tengo miedo de caer
y en la oscuridad no ver,
pero, Madre, tú estarás allí.
El mal va dejando huellas tras de sí
pero el joven quiere construir
un mundo nuevo.
Donde el hombre tenga que luchar
para que Cristo pueda reinar
junto a su Padre.
Ser respuesta para el mundo es la misión
y yo, Madre, me consagro a vos
por entero.
Sos la Reina de mi corazón,
Madre humilde, esclava del Señor,
hazme fuerte en la Alianza de amor.
Nota: el canto termina repitiendo
las dos primeras estrofas.