Frente a tu trono, Señor,
traigo mi corazón,
como un soldado que de la guerra
con vida hoy regresó.
Sin armadura y sin espada
traigo mis dudas y mi alma tiznada.
Vengo a adorarte, mi Dios, tal como soy.
Y aunque está herida
mi humanidad,
toma mi vida y conviértela
en verdadera alabanza,
en espíritu y verdad.
Con mi vida, con mi voz,
con los brazos abiertos a Dios,
ojos cerrados y de pie,
yo te alabo porque eres mi Rey.
Con mi vida, con mi voz,
con los brazos abiertos a Dios,
ojos cerrados y de pie,
yo te alabo porque eres mi Rey.
(Alabado, alabado, alabado sea Dios.)(3 veces)