Si no estoy con los pobres e indefensos
no estoy contigo, Señor.
Si los mantengo de mi vida lejos
no estoy contigo, Señor,
aunque haga oración.
Ellos son tu rostro:
los hambrientos, los enfermos,
los presos, los desnudos de todo.
Ellos son tu rostro,
yo diría, más perfecto.
Tú, en la noche de la cruz,
uno de ellos.