Padre eterno,
en este Adviento,
esperamos con fe
a tu Hijo, el Salvador;
y la comunidad
hoy se acerca
a tu altar.
Lleva en sus manos
el vino y el pan,
que por tu amor se convertirán
en divino manjar;
en cuerpo y sangre
de nuestro Señor,
y que a tu pueblo alimentará,
gran misterio de amor.
Padre eterno,
en este Adviento,
queremos expresar
nuestra gratitud,
por tu amor, Señor,
por la vid y el trigal.
Por estos dones
que Tú nos das
y ahora mismo te presentamos
ante tu santo altar.
Y junto a ellos,
la comunidad
une su gozo y su pesar,
ofreciéndolo a Ti.