No fuiste tú quien me escogió,
fui Yo quien te llamé a ti,
para que dieras frutos de verdad,
frutos de gozo y de paz.
Para seguir mis pasos, ven,
renuncia a lo que tienes hoy
dáselo todo a quien nada probó,
deja tu yo y toma la cruz.
Señor, Jesús,
que confías en mí
y me envías a ser luz y a ser señal,
gracias por tu don;
gracias Señor.
Vete y predica con tu acción,
con la palabra y con tu ser
la Buena Nueva de servicio y paz,
no tengas miedo te hablaré.
Yo te escogí para ser sal,
para ser luz e iluminar.
Que todos vean a mi Padre en ti,
de los sencillos se hace ver.
Estribillo
No sirve para mi misión
el que comienza a caminar
y aún recuerda aquello que dejó
pues no podrá servir a dos.
Pon tu confianza en Dios y en Mí,
ya que mi gracia bastará.
Serás más fuerte en la debilidad
que yo en tu barro me quedé.
Estribillo final (bis)